Una de las preguntas más comunes que los padres de un bebé se hacen es en qué momento deben empezar a cuidar los dientes del pequeño, un aspecto al que se le debe prestar especial atención e interés, ya que es una prioridad al mismo nivel que la salud general del niño.
Las caries es una de las enfermedades más comunes entre los niños, y su prevención es fundamental ya desde los primeros meses de vida, incluso antes de que aparezcan los dientes de leche. Al ser una enfermedad infecciosa producida por bacterias presentes en la boca, esta se puede llegar a transmitir a menos que se sigan una serie de importantes cuidados y atenciones.
Cuidados previos a los dientes de leche
Los niños empiezan a desarrollar su dentadura a partir del quinto mes de vida. Antes de ello, se debe cuidar la higiene bucal frotando las encías del bebé, bien con una gasa húmeda o guantes especiales, con los que eliminaremos posibles restos de leche y papilla. Este método también hay que seguirlo cuando ya aparezcan los primeros dientes.
Más adelante, pasaremos a los cepillos adaptados, pequeños y suaves, y con mangos ergonómicos que facilitan el agarre. En todo caso, lo más importante es que se adapten a vuestras necesidades.
Lavar los primeros dientes
Hay que evitar caer en el error de pensar que los dientes de leche requieren de menos cuidado que los definitivos. De no tener en cuenta esto, pueden llegar a aparecer complicaciones en su crecimiento, a la hora de masticar o pronunciar bien las palabras cuando empiece a hablar.
Con la salida del primer diente, el cepillar los dientes al pequeño debe resultar básico e indispensable dos veces al día, después del desayuno y justo antes de acostarle. Además, el cepillo que se use debe ser de un tamaño adecuado a la boca del niño y que evite dañar sus encías.
Para ello debe usarse un dentífrico bajo en flúor, pero con una cantidad suficiente para cumplir con su función protectora, de menos de 1000 partes de flúor por millón. Así como utilizar una cantidad pequeña sobre el cepillo. A partir de los 3 años, la concentración de flúor aumenta a un 1.350, y su cantidad, al tamaño de un guisante.
Cómo cepillar los dientes al niño
Para hacer el proceso más sencillo y fácil de hacer, se le debe colocar la cabeza al bebé de forma que esté apoyada y se encuentre cómodo. El movimiento que se realice para su limpieza debe ser horizontal, haciendo pequeños círculos alrededor de toda la superficie de la encía y con la seguridad de no dejar sin lavar ninguna zona. Se puede empezar a repasar los dientes del final de la boca y terminar con los delanteros.
Cuidar la alimentación del bebé, estar atentos a estos cuidados y preguntar cualquier duda que tengamos a nuestro dentista de confianza es fundamental para que los más pequeños de la casa tengan una boca sana durante toda su infancia.
¡#RevisaTuBoca y cepíllate los dientes!